Por Angel Miguel Falsone Redondo
Cuando pensé y comencé a escribir no sabía por donde comenzar,
sin embargo, yo siendo el hijo menor y quien compartió mucho
tiempo al lado de mi padre no me queda sino empezar a agradecer
a las familias Vigas, Maillet, Guevara y Restifo por la elaboración
de esta bibliografía y pidiendo disculpas a quien no menciono,
pues es seguro que no habría espacio suficiente para colocarlos a
todos.
Como anécdota puedo mencionar que mis compañeros de clase
le tenían tanto confianza a mi padre que les comentaban cosas
personales como “Profe me gusta esta muchacha o, tengo este
problema en mi familia etc.”, caso contrario ocurría conmigo
pues ni siquiera asomaría la posibilidad de decirle algo similar
pues lo respetaba mucho. También me ponía ante mis compañeros
en clase de gimnasia como ejemplo para hacer los ejercicios y
esto me obligaba a hacerlo bien o mejor.
Por último quiero darle gracias a Dios por la calidad de padre que
me dio y siento mucho no haber podido compartir más tiempo
con él. “Papí perdón por los dolores de cabeza que te di, pero se
que estás orgulloso de los resultados obtenidos y de tus tres
bellos nietos”.
Gracias a todos los alumnos y representantes del Colegio Francia
por tanto aprecio, amor y desinterés ante un ser humano que lo
dio todo sin esperar nada a cambio.
Pucho
Por Eric Voirol
Anécdotas en realidad son muchas y buenos recuerdos de nuestro
querido Profesor de Gym, recuerdos muy profundos de “chamo”,
del buen hombre, gentil y a su vez estricto Profesor. Pienso que
cada uno de nosotros tiene un lado deportista, gracias a esos
momentos en los cuales nos poníamos la franela azul o roja con
el “Coq”, dispuestos a seguir a nuestro líder del balón, el Profe
Falsone.
Eric
Por Samantha Brandler
El Profesor Falsone, el viejo como lo llamábamos con cariño, fue un
personaje formidable que todos los alumnos del Colegio Francia
han conocido y querido. No tuve la oportunidad de tener al Profesor
Falsone como Profesor de gimnasia, pero yo lo conocía por los éxitos
que gracias a él obtenían los equipos de fútbol del Colegio. El se
ocupaba de todos los muchachos sin distinción. Desgraciadamente
yo era demasiado joven (menos de 10 años) para tener recuerdos
exactos, sin embargo, yo sé que era un hombre excepcional y que
hizo mucho para el Colegio. Mi padre que lo conoció muy bien, me
recuerda que Falsone tenía siempre el corazón sobre la mano y que
era una persona que apreciaba enormemente. Después de su partida,
el fútbol del Colegio prácticamente desapareció, cuando con él había
alcanzado el más alto rango en todas las categorías y entre los
equipos más fuertes de los grandes Colegios de Caracas.
Christian
Por Marie-Laure Bagoud
Guardo excelentes recuerdos del Profesor Falsone. Con él, durante
8 años, aprendí a practicar varios deportes, especialmente el
voleybol . Era un profesor incomparable.
Actualmente vivo en Australia y pronto pienso regresar a mi
país de origen, mi querida Colombia. Tendré seguramente la
oportunidad de pasar por Venezuela y visitar el Colegio Francia
para revivir tantos buenos recuerdos de mi infancia y de mi
juventud.
Marie-Laure
Por Ursula Eleizalde
Me faltan las palabras para expresar lo que siento cuando recuerdo
al “Viejo”, al querido Profesor Falsone. Fue una persona maravillosa
que toda la Familia Eleizalde apreciaba y amaba. Por mi parte,
tuve la suerte de entregarle la placa de reconocimiento de los
alumnos de la graduación del año 1980.
Ursula
Por Jerôme De Roquette
Conocí al Señor Falsone cuando llegamos a Venezuela en enero
del 83. Al llegar, tomamos contacto con él para tener actividades
extra-escolares. La situación económica de mis padres no nos
permitía tener estas actividades pero el señor Falsone nos aceptó
sin pensarlo. Fue la primera vez en mi vida que alguien me
enseñaba que en la vida podemos tener confianza en los demás a
pesar de que no lo hayan demostrado aún. El Señor Falsone me
inscribió en las carreras de fondo. No tenía buenos resultados al
principio, pero después de muchas tardes completas que él pasó
ocupándose de mí, haciéndome correr, logré alcanzar un nivel
muy satisfactorio. Gané algunas medallas, en competiciones con
los otros Colegios de Caracas. En mi cabeza, cuando corría y
para superarme constantemente, pensaba en él y en la confianza
que había depositado en mí; yo me decía: “Me tiene confianza,
puedo hacer eso y más por él”.
Siempre guardaré en mi cabeza el recuerdo de este gran hombre
que nos daba golpecitos cariñosos en la cabeza. El Señor Falsone
seguirá siempre vivo en mi corazón y en mi mente.
Jerôme
Por Alex Terrasse
Tengo pocas anécdotas ya que yo era muy pequeño, sin embargo,
recuerdo que me quedaba muy a menudo en el Colegio, esperando
a mi mamá que venía a buscarme tarde. Y recuerdo que el
Profesor Falsone me llevaba con él y yo le servía de mascota
durante las más diversas actividades deportivas. Finalmente, el
24 de diciembre, por una mera casualidad, yo me encontraba en
la Clínica de San Román donde estaba hospitalizado, ya que
habían internado a mi hermano por un accidente de deporte.
Falsone se murió poco después y fuimos, mi hermano y yo, los
últimos alumnos del Colegio a verlo en vida.
Alex
Por Roger Arpa
Tantas cosas que se pueden decir de Falsone. Sólo cosas agradables
y cómicas se me ocurren cuando pienso en esta bellísima persona.
Trabajador incansable, me impresionaba muchísimo que donde
estuviera el Colegio Francia, allí estaba este fenómeno, dando
ánimo y excelentes consejos para que el equipo saliese airoso.
Tuve el honor de tener como profesor de gimnasia y del equipo
de fútbol a Falsone entre los años 70 y 80. Una anécdota, eso
sucedió en una de la competencias que se hacían cada año, en los
juegos del Torneo de la Amistad organizado por el Colegio Don
Bosco. En el Colegio estudiaban alumnos que estaban federados
en natación y eran de altísimo nivel. Por supuesto se formó un
excelente equipo de natación. Ese año quedamos campeones en
natación. ¿Quién se lo imaginaría ya que no teníamos piscina?
Yo me acuerdo que le preguntaron a Falsone que como era posible
¿Cómo hizo? Y Falsone muy pausadamente les contestó que
entrenábamos en las duchas del Colegio...
Roger
Por Alain Chacón
Quizás yo tendría muchas anécdotas que contar de Falsone, pero
lo primero que se me viene recordándole, es la fuerza y el amor
con que este Gran Señor se dedicaba a cada uno de nosotros, y
así mismo con mi persona. Falsone se empeñó en que le pusiera
corazón al deporte y puedo decir que fue la primera persona que
me inspiró para dedicarme a la actividad deportiva, la cual me ha
dado muchas experiencias excelentes y grandes logros en la vida.
Por eso y por muchas otras cosas más llevo a Falsone en mi
corazón como un persona de gran valor y de muchos recuerdos
agradables. Espero hacer lo mismo con mis hijos para que tengan
lo mejor de la vida a disfrutar. Estoy seguro que muchos de mis
compañeros del Colegio Francia nos acordamos de nuestras
experiencias junto a él.
Alain
Por Lorenzo Vigas Castés
México D.F. 23/10/2003
El olor de su cuarto lleno de trofeos y de recuerdos, su mano fuerte y
sanadora en el momento de apaciguar un dolor, su voz contundente
y su palabra sabia son algunos de los recuerdos que me quedan del
profesor Ramón Falsone. El tiempo es implacable a la hora de borrar
de nuestras mentes los recuerdos de personas que estuvieron con
nosotros durante esta única y corta vida. Para mi y mis amigos cercanos,
esos recuerdos no se fueron, esos recuerdos se han convertido en
cotidianidad, conviviendo con nosotros en cada momento, en cada
instante.
Algo había en Falsone que hacía que cualquier angustia, cualquier
problema que tuviéramos se disipara hasta desaparecer por completo,
con tan sólo estar cerca de él, con tan sólo sentir su presencia. ¿Será
porque se sentía tan a gusto rodeado de muchachos? ¿O será porque
tenía una vocación de hacer que cada uno de nosotros consiguiera lo
mejor de sí mismo? ¿O será más bien porque tenía la capacidad de
hacer que personas bajas de moral se transformaran en personas
llenas de autoestima y confianza en sí mismas? ¿O será porque sentía
tanta satisfacción al acercar a la gente y crean vínculos humanos a
través de sus festivales deportivos y actividades extracurriculares? La
verdad, no sé, pero el haber vivido los años de mi niñez y de mi
juventud a su lado, con seguridad me ha marcado y me ha hecho
convertirme en una mejor persona, en un mejor ser humano.
Hablar para mí de Ramón Falsone es doloroso. Duele haber compartido
durante años con una persona como él y ya no tenerlo más. En mi
caso particular, como hijo único, a través del deporte, de sus festivales,
de las tertulias en su cuarto de trabajo, Ramón Falsone me abrió a la
vida y a las relaciones humanas. Además, de la misma manera que él
soñaba cada año en conseguir que el Colegio Francia quedara campeón
del Torneo de “La Amistad”, yo ahora sueño con contar cada año una
nueva historia, en hacer una nueva película. Por esta razón, entre
otras, a Ramón Falsone lo quise y lo querré por siempre como a un
padre.
Lorenzo
Por Jorge González
Son tantos los recuerdos que sería muy largo contarlos todos; me
viene a la memoria una situación que me pasó con Falsone. Fue
en un partido de futbolito que jugamos con un liceo del Paraíso
en el cual habían unos muchachos que habían competido en
Inglaterra y que realmente eran muy buenos. Nos habíamos
enfrentando en otra oportunidad con ellos y fue verdaderamente
un partido fuerte. En esta época yo practicaba Taekwondo por lo
cual me lo pasaba pegándole patadas a todo lo que me rodeaba.
Yo estaba en el vestuario, muy nervioso y empecé a patear
realmente fuerte varias puertas. El ruido fue tal que Falsone se
percató del desorden, llegó y me sorprendió en plena acción.
Pero como me tenía muy consentido, no supo que hacer y en su
indecisión agarró a Gorka que tenía más cerca de él y lo regañó
muy fuertemente. El pobre Gorka no sabía que decir. Situaciones
con el Viejo son infinidades y de verdad, a pesar de que ha
pasado tanto tiempo desde su partida, a veces creo verlo todavía
en algunas esquinas.
El Gocho
Por Bruno Plantegenest
Falsone fue una persona tan querida de todos los alumnos en su
época que no se puede pensar o hablar del Colegio Francia sin
recordar a este profesor de educación física tan excepcional. Fue
tanto lo que hizo por nosotros para que tuviésemos una mente
sana dentro de un cuerpo sano, que cuando él necesitó de la
ayuda de nosotros para la operación de corazón de su esposa,
todos colaboramos espontáneamente. Recuerdo que en esos
momentos yo recibía Bs 5 a la semana de mesada (lo equivalente
al precio de una entrada al cine) y todo lo que tenía ahorrado se
lo entregué para poder ayudarlo. No pudo contener sus lágrimas
después de la operación exitosa de su esposa, agradeciéndonos a
todos. Recuerdo también los momentos cuando él nos habló con
orgullo de las peripecias de su escapada de España durante la
guerra civil, y entre otros como tuvo que ayudar a su esposa a
dar a luz a uno de sus hijos en pleno invierno durante esta huida
para evitar ser descubierto. El Profesor Falsone nos dio cariño y
nos enseñó a amar el deporte. Siempre le seré agradecido por
estas razones y muchas más.
Bruno
Por Pierre Duffaud
Yo recuerdo al Profe con su thermo de café con leche (por lo
menos se tomaba tres thermos al día) y su cronómetro de agujas
colgado al cuello contando los Jumping-Jack, “1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8,
morocho, biscocho, sancocho, topocho...” y si te reías, te mandaba
a Café Vomero para que le llenaran nuevamente el thermo.
Entonces tomaba su cronómetro y decía “tienes tantos minutos
para regresar”, por supuesto uno iba feliz con el thermo del
Profe, que era el Salvo Conducto para salir del Colegio sin que
ningún vigilante te preguntara nada.
Este es mi recuerdo de niño y ver al Profe en nuestros recuerdos
es realmente vivir.
Saludos,
Pierre
Por Thierry plantegenest
“Al viejo, le gustaba ganar. A mí por mi tamaño (1,50 m a los 15
años) me “tracaleaba” ... es decir me hacía jugar en la categoría
inferior porque me podía confundir con los niños que tenían 2 ó
3 años menos que yo. Con esa táctica metía muchos goles con los
infantiles C, cuando por mi edad era infantil B ... Para aplicar esa
estrategia, me tenía que aprender la cédula (nombre, fecha y
lugar de nacimiento) del niño que no había podido venir ese día...
y eso unos 10 minutos antes del partido.
Una vez el viejo no se dio cuenta y me dio una cédula de un
negrito de Barlovento ... le tuve que decir al árbitro que cuando
me tomaron la foto (la que estaba en la cédula) me había quemado
la piel en la playa ... el árbitro no se comió la mentira ... no pude
jugar el partido. Al viejo, le gustaba ganar y a mí me gustaba
meter muchos goles. Viejo te quiero para siempre.
Ahora tengo 40 años, mido 1,78 m y juego con los juveniles ...
Thierry
Por Pablo Vieira
Sobre Falsone simplemente tendría que decir que después de mi
familia, fue la mejor influencia en mi vida. Me enseñó desde
muy pequeño valores muy importantes que me han ayudado
durante todo el transcurso de mi vida, tanto en mi vida personal
como en la vida profesional. La dedicación y pasión que Falsone
puso en su trabajo, enseñarnos a todos nosotros; me enseñó una
de las características fundamentales que cualquier líder necesita
tener. El objetivo de Falsone era el de colocar el Colegio Francia
como el mejor Colegio a nivel de deportes. Esa pasión hacía que
él se quedara prácticamente todo el día en su trabajo, tuviera
discusiones con Mora por no darnos recursos, con Angel para
que nos pudiera transportar a todos los lugares, se preocupaba
por cada uno de nosotros y nos cuidaba como nuestro propio
Papá.
Para Falsone, cada juego era lo más importante en ese momento
e invertía toda su pasión en el mismo, gritando, dirigiendo,
fumándose unos cuantos cigarros por partido, discutiendo con
los árbitros y por supuesto celebrando cuando ganábamos. Fueron
tan grandes su pasión y su dedicación por el trabajo que a veces
se olvidaba de comer todo el día, lo que perjudicó su salud. Otra
gran virtud que Falsone me enseñó fue el trabajo en equipo y
pertenecer a un grupo. Esto me ha ayudado en toda mi vida y
me ha enseñado que no importa que tan buena sea una persona
como individuo; si uno no es parte de un equipo de trabajo nada
será realizado adecuadamente. Otra gran virtud y no menos
importante que las otras es la de respetar a tus compañeros y
divertirte con cada uno de ellos. Falsone ha hecho que yo tenga
los mejores amigos que se pueda tener en la vida.
Gracias Falsone por todo lo que me diste y enseñaste.
La verdad es que no tenía mucho tiempo, ya que ando con nuevo
trabajo, nuevo país, nuevo rol de papá, pero me emocioné al
escribirle al viejo.
Pablo
Por Carlos Nevett
Hay imágenes de nuestra infancia que nos impactaron al percibirlas
pero cuya verdadera dimensión solo se entiende cuando se valoran
retrospectivamente. Es sólo a través del recuerdo que llegamos a
entenderlas. Ilustro lo anterior con un ejemplo: La participación
en el equipo de fútbol del Colegio ha sido una de las experiencias
que más me han enseñado en la vida; no en balde Albert Camus
decía que el lugar donde él había aprendido más de la moral de lo
hombres fue en un campo de fútbol. El equipo de fútbol, el
festival de deportes (con toda la mística que los rodeaba) era obra
de Falsone que lograba milagros con recursos más que limitados.
Pues bien, a los doce años tuve un terrible accidente. Los médicos
ponían en duda que pudiera caminar normalmente (lo que yo
ignoraba). Sin cambiar su forma de tratarme, Falsone estaba
permanentemente pendiente de mi evolución. Con naturalidad y
con su optimismo característico incentivaba mi recuperación con
la vuelta al equipo haciéndome sentir importante.
Mi recuperación fue casi milagrosa y a los siete meses no solamente
caminaba sino que, efectivamente, volvía a jugar para el equipo.
Interviene ahora la imagen que menciono al principio: Al finalizar
el primer partido, Falsone corrió, me levantó y me abrazó
efusivamente. Recuerdo su cara de alegría que me impactó
profundamente. Pero es ahora cuando comprendo el sentido de
esa imagen. Ahora entiendo que la alegría de Falsone reflejaba
su preocupación, su entrega, su compromiso para con sus
muchachos. Comprendo también cuanto contribuyó él en mi
asombrosa recuperación. Y es ahora que entiendo la verdadera
dimensión de Falsone; era él un Educador por vocación y por
talento. Entiendo entonces que su vida tuvo sentido: el de formar
personas para hacer el bien.
Carlos
Por Gabriel Maillet.
El relato que escribo más que una anécdota es un aprendizaje de
vida que me dejó el “Viejo”. Para todos los que tuvimos la suerte
de vivir la época entre los Setenta-Ochenta en el Colegio Francia
y ser parte activa del deporte liderizado por el “Viejo” Falsone,
tenemos la suerte de habernos llevado grandes e importantes
aprendizajes que maduramos con el pasar del tiempo.Recuerdo
que la actividad deportiva en el Colegio era parte fundamental
de nuestra cultura durante todo el año. Esto se percibía por lo
que se hablaba en los recreos, en las reuniones, fuera del Colegio
e inclusive en los salones de clase; por ejemplo escuchábamos del
partido de Fútbol del sábado pasado, de los compromisos que
venían en el Torneo de la Amistad, de los resultados generales
del mismo, de las oportunidades para ser campeones en los torneos
que participábamos, etc.
Un evento especial y sin duda el más importante de todo año era
el “Festival Deportivo”. Recuerdo con emoción los partidos de
futbolito, básquet, voleibol, así como, de las exhibiciones de
atletismo, pesas y espectáculos de bailes en donde los protagonistas
eran los deportistas más destacados del año. Una herramienta de
motivación y de impulso que utilizaba el “Viejo” para premiar el
esfuerzo de los atletas más destacados, era la premiación del
“Atleta del Año”, distinción que todos esperábamos ver con gran
expectativa luego de finalizar la jornada.
Desde pequeño para mí era un sueño participar como protagonista
en algún partido durante el “Festival Deportivo” y más que llegar
a ganar la medalla de “Atleta del año”. Todo esto creó en mí y
seguro en muchos de los que están leyendo este relato una
motivación adicional para, en primer lugar participar en las
actividades deportivas del Colegio y segundo lugar para poner el
máximo y mejorar día a día nuestro desempeño para llegar algún
día a merecer la medalla del “Atleta del Año”. Luego de muchos
Festivales se cumplió mi sueño, no sólo participé en los partidos
de exhibición junto con mis compañeros, sino que gané una
medalla de “Atleta del Año”. Ese momento sin duda alguna fue
uno de los más exitosos y felices de mi vida, el cual dejó una
huella que me enseñó a luchar firmemente en cualquier área,
con disciplina y pasión para lograr los objetivos y metas que se
me han presentado o me haya planteado.
Todos en algún momento, consciente o inconscientemente hemos
sido beneficiados por el legado y los aprendizajes de liderazgo,
trabajo en grupo, motivación al éxito, competencia sana, entre
otros dejados por nuestro profesor Falsone. Por eso no queda sino
dar GRACIAS A DIOS por la gran suerte de haberlo conocido.
Gaby
Por Mario Bosco
Nunca olvidaré lo que el viejo significó para mí. Al principio de
mi vida como deportista, me era muy difícil poder alcanzar el
nivel necesario para formar parte de los equipos del Colegio,
pero gracias al viejo pude llegar a tener la confianza en mí mismo
y la fuerza para seguir mejorando y lograrlo ... Recuerdo que al
principio, cuando comencé a formar parte de los equipos de fútbol
pre-infantil, regresaba a mi casa con el uniforme totalmente
limpio porque me ponían a jugar muy poco, pero el viejo me fue
dando la oportunidad y la confianza que me permitieron desarrollar
habilidades no sólo en el fútbol, sino también en otros deportes.
Lo que más me impresionaba de él era su dedicación y entrega,
parecía que nunca descansaba ... De verdad fueron momentos
inolvidables que marcaron mi vida y estoy seguro la de todos los
que tuvimos la oportunidad de ser sus alumnos.
Mario
Por Arturo Jaimes
Corrían los años 80 en sus comienzos, se acercaba el mundial de
España 82 y todas las paredes de la oficina de Falsone comenzaron
a llenarse de figuras de “naranjito” la mascota del mundial, nuevos
afiches y apuestas sobre el papel de la España del profe y la
Francia de Platini, Rocheteau, Girese, Trésor y Genghini que
conformaban la línea Magino, antecesores de la multiétnica “bleu”
10 años después, la más discutida y favorita para los “franchutes”
de entonces.
Cálidas y ensordecedoras conversaciones cargadas de la pasión
de los muchachos que esperaban todas las tardes en el ahumado
banco y oscura oficina de ambiente tabernoso que manejaba el
profe Falsone, para el toque de inicio de cada práctica.
Un ambiente rico en expectativas sobre lo que parecía ser el
primer mundial para casi todos nosotros, porque para el de
Argentina 78 éramos más muchachos, entonces, los que teníamos
menor influencia europea clamábamos por un candidato más
parecido a nosotros, un Brasil que no sonaba favorito y sin embargo
contaba con figuras como Zico, Sócrates, Tonhino Cerezo, Eder
y Falcao y una Argentina con el más grande de todos los tiempos
se estrenaría, el pelusa Maradona, Jean Marie Paff cubriría el
pórtico de los Belgas, y un Rossi sorpresivo aparecería en la
delantera Azurri, mientras Rumenigge, “Ma mao” Brietner, Litte
Lietvarsky, y Harold Shumacker serian los “panzers” de la
Alemania occidental.
En todo caso, cada recreo y cada práctica era como el
precalentamiento mundialista, nosotros jugaríamos el mundial en
nuestras canchas, y haríamos las proezas de cada jugador de
aquellos equipos que veíamos tan lejos en la televisión. Mi
corpulencia no me ayudaba mucho y mi edad era de grandes, de
infantil A; sin embargo yo seguía dándole balones a los delanteros
contrarios para demostrar que sacaba lo que fuera bajo los tres
palos, pero no podía sustituir a los veteranos ya consolidados, el
Gocho y José Luis, entonces a los muchachos del infantil B se les
ocurrió decirle a Falsone que como no tenían portero yo podía
jugar para ellos y como era chiquito y con una cara de “carajito”
que no me la brincaba un venado, nadie se daría cuenta que
tenía un año más para la categoría. Falsone oyó el clamor de
Barredo, Pablito, Reinaldo, Aldrin y Saulius, mientras yo esperaba
la decisión, y a la vez ya me veía luciendo un pantalón negro con
medias blancas por encima y arrugadas sobre los zapatos, tal y
como uno de los porteros más carismáticos de todos los tiempos,
el popular Thomas Nikono. Falsone me llamó aparte, con un
poco de miedo por la travesura que estaba a punto de hacer en
su tan correcta formación, y me dijo que trajera una copia de la
cédula, dos fotos y que no dijera nada a nadie que ese sería el
secreto mejor guardado del infantil B. Mucho tiempo después
solía preguntarme por las ruinas de Babilonia, pero esa es otra
historia...
Arturo
Por Carlos Santos
A Don Ramón Falsone
La única forma de nombrar al profesor Falsone era anteponiéndole
el ‘Don”, por si alguien ha merecido ese apelativo era él.
Seguramente él con la humildad que le caracterizaba lo rechazara,
pero toda mi familia y yo se lo otorgábamos, no de gratis porque
para nosotros a través de sus enseñanzas y consejos se hizo
merecedor sobre todo a un respeto especial por el cariño que
daba a todas las personas que lo rodeaban llegando a ser
considerado como un segundo padre para muchas generaciones
de alumnos que pasaron por esos campos deportivos en los cuales
más que, como experto deportivo, sí como el asesor que uno
necesita en los momentos difíciles de los cuales en el deporte
nadie está exento.
Don Ramón, estamos seguros que donde estés, tiene que estar
divinamente, pues Dios te debió asignar un campo deportivo y
un enorme termo de buen café, para que entrenes unos angelitos
más dóciles que los que dirigiste en tu paso por esta vida.
Dios te guarde por todo lo que nos diste: cariño, alegría y sobre
todo experiencia de vida.
Con todo cariño y respeto
Carlos
Por Arturo Santos
Recordar al Prof. Falsone para mí, es regresar a la adolescencia y
a parte de los mejores años de mi vida, en dónde la competencia
deportiva, el compañerismo, el Colegio Francia eran lo fundamental
para nosotros.
Por supuesto hablar de estas cosas sin nombrar al Prof. Falsone
es imposible ya que él fué ese motor, ese espíritu que nos hizo
atar sentimentalmente de por vida con el Colegio Francia, es
decir con su vida misma. el cuartico de Falsone lugar casi sagrado
para mí, en dónde podíamos refugiarnos en cualquier momento,
encontrar al “viejo” y recibir apoyo, consejos o simplemente
reunirnos con la seguridad de ser escuchados. Mi imagen de él
es de una persona infatigable, entusiasta, emprendedor que siempre
estaba inventando actividades para nosotros, sus hijos como
cariñosamente nos llamaba. También era estricto, recio cuando
tenía que serlo. Como no recordar expresiones suyas como su
característico acento, que aún recorren mi mente como: ¡no es
posible esto! “o” ¡se nos va la hora! o “no haga eso, (Gaby o
Gorka)!”. Falsone nos impulsaba a realizar cosas que creo que
uno mismo no creía que podía conseguir. Recuerdo que nos
convenció de realizar una actividad, un baile (cumbia) para ser
presentado internamente en un festival deportivo en el Colegio
Francia. Un grupo de deportistas y alumnos, algunos descendientes
de Vascos, Alemanes, Franceses con poca afinidad para el baile,
otros con terrible miedo escénico como yo, pero con ese
convencimiento que nos imprimía el “viejo”, logramos sacar adelante
esta actividad la cual no solo fue para aquel festival (frente a
nuestros amigos), sino que lo hicimos en la verbena del Colegio
(frente a nuestros padres) y además en la entrega de medallas del
Torneo de la Amistad en el Teatro del Maria Auxiliadora (frente
a decenas de personas de otros colegios). Por cierto esta actividad
se repetiría por varios años más, inclusive ya habiendo salido del
Colegio.
Esto y muchas cosas como estas nos motivaba a hacer Falsone,
quien fue y sigue siendo inspiración y modelo para todos los que
vivimos esa época dorada del Colegio Francia.
Recuerdo que no era una persona de discursos, pero siempre
tenía una palabra de aliento para impulsarnos. El equipo de
futbolito juvenil que dio tantas alegrías y triunfos al colegio, al
cual pertenecí desde 2do. año, no era tan bueno en Fútbol, sin
embargo en una ocasión, logramos llegar a una final en el Colegio
S. Ignacio de Loyola. El rival no recuerdo si era Loyola o los
Arcos, lo que recuerdo son los nervios y Falsone lo debió leer en
nuestras caras, nos reunió y nos dijo unas palabras muy sencillas,
ciertas y oportunas “...bueno hijos, no siempre os veis en una
final, así que no desperdicien esta oportunidad..” ganamos 2-0
goles de Vinicio y Santiago Guerra.
Gracias “viejo” por esos hermosos años que siempre añoro.
Arturo
Por José Luis Guevara
Esta anécdota es muy privada y personal, sin embargo muestra
una de los tantos roles que jugó este personaje ejemplar en la
vida de cada uno de nosotros.
Falsone: Profesor - Entrenador - Amigo - Padre.
Estaba en tercer año, un año de amoríos y emociones. Por cosas
que ahora parecen tontas pero que en la adolescencia son muy
importantes me molesté con el Colegio, especialmente con la
dirección y con todos los profesores y amigos con los cuales
había compartido casi toda mi vida, hasta ese punto. Mi molestia
era tan grande que consideré retirarme del Colegio. Mis padres,
muy sorprendidos, insistentemente trataron de convencerme a
permanecer en el colegio, pero al final en un acto de solidaridad
me apoyaron en mi decisión. Mi decisión estaba tomada y yo me
mudaría al Colegio Champagnat, el cual ya había visitado durante
las competencias del Torneo de la Amistad.
Un día, yo con mi furia por dentro, fui alcanzado por la mirada
del “Viejo”. Sentado en las bancas que estaban en la pared al lado
de su oficina, él se me acercó y me dijo que quería hablar conmigo.
Yo extrañado le dije que no tenía problema e inmediatamente me
invitó a su oficina. Mucho me impresionó que al entrar me dijera
que sabía que estaba molesto y que quería saber en detalle como
me sentía. Yo no sabía como el Viejo se había percatado de mi
estado en medio de esa inmensidad de muchachos inquietos y
alegres que constantemente invadíamos su oficina y su espacio.
Increíblemente este Señor tenía la habilidad, capacidad y sobre
todo el tiempo para dedicarnos en cualquier momento. Así pues,
comenzó nuestra conversación. Yo le expliqué al Viejo que estaba
obstinado y cansado de este Colegio, que necesitaba un cambio,
que creía que en otro Colegio me iría mejor y sería menos
maltratado por la dirección. Todo este melodrama no era más
que sentimentalismo juvenil queriendo atraer la atención.
Inmediatamente el Viejo tomó la palabra y comenzó a describirme
lo importante de la amistad y lo que significaba para él tener a
un grupo de amigos como todos nosotros junto a él. Así también
me hizo reflexionar sobre la verdadera necesidad de cambio y
cuales eran mis sentimientos. Muy hábilmente me abrió los ojos
sobre las implicaciones del cambio, especialmente en términos de
mejoras personales. Me hizo entender que este no era más que
una manifestación de protesta emocional y que al final quien
perdería más sería yo. Fue increíble la manera como el Viejo se
conectó y me llegó. Algo muy sorprendente fue cuando me dijo
que antes de la conversación conmigo había tenido una reunión
con el Prof. Mora sobre mi estado y que él había aclarado todo el
asunto. Por supuesto que la información que tenía le permitió
ayudarme a asentar mis emociones.
Ramón Falsone tuvo el tiempo y la dedicación de percibir mi
estado, actuar en el Colegio, entender que pasaba conmigo y
buscar el momento ideal para hablar conmigo y ayudarme a
crecer como persona. Gracias a este personaje, que dejó una
huella imborrable en nosotros, culminé mis estudios de bachillerato
al lado suyo y junto al mejor grupo de amigos que he tenido.
Como quisiera que mi hija Amaya Valentina tuviera la
oportunidad de contar con un profesor, entrenador, amigo y
padre como lo tuve yo y todos los compañeros del Colegio Francia.
Gracias Viejo...
José Luis
Por John Frasser
Mi llegada a Venezuela y al Colegio Francia se parecen en
algo: en ambas entré “coleao”. Después de las infinitas tardes
de futbolito doméstico en el Boyaca Stadium, fui a mi
compromiso mayor, tratar de fichar para la asociation sportive
“gunaimer” y no lo corrija mi amigo lector, así la entendía yo
a los 16 años. Me precedía una fama neogranadina al estilo de
John Jairo Trellez o de “el bendito fajardo”, la cual acepté
humildemente, pero con el ardor y la píquiña de nuestro fútbol
continental y único. Y allí estaba yo debutando, en un pedazo
de Francia en Venezuela, la cancha del colegio, que momento
... y allí al borde la línea, con su mirada paciente, con su andar
de lado a lado, estaba el viejo, el profe y yo esperando nada
más la orden para saltar a la cancha y devorármela ... Pero no,
no fue así. Apenas un destello, un pase, un balón robado, en
eso me quedé. Mi relación con Falsone, no es ni la romántica,
ni cercana que me hubiera gustado que fuera, fue la típica
relación profesor-alumno: el dictaba, yo jugaba.
Creo firmemente que lo mejor de esta pasantía por los rumbos
de Falsone, fue la oportunidad que “el viejo” me brindó de
pertenecer a una familia, que vibraba y transpiraba y que aun
lo hace por el fútbol ... nuestra amistad se fundió al calor de
los goles, propios y ajenos, de las discusiones por el “number
one” y nuestras sanas rivalidades hicieron de este grupo, un
grupo de amigos y buenos compañeros, ese favor nunca podré
devolvérselo a Ramón Falsone, pero siempre le daré las gracias
por eso.
John
Por Ernesto Bastardo
Corría el año 1982. Yo tenía 14 años y cursaba el tercer año de
bachillerato y me gustaba una niña llamada Marianela. Empecé a
enviarle notas en papelitos diciéndole que me gustaba, que era
linda. Viendo que ella era muy receptiva, decidí pedirle el empate
y como ella hablaba y entendía el francés, decidí pedirle el “empate”
también a través de papelitos, así que le pedía a Falsone que me
dijera en francés: ¿Marianela te quieres empatar conmigo? Me lo
dijo y yo lo escribí.
Al sonar el timbre del recreo bajé al patio y la vi a ella, pero antes
de entregarle el papelito decidí ir para el cuartico de Falsone para
que revisara si yo había escrito bien lo que me dijo.
Tu vas sortir avec mua!
Cuando el lo leyó se echó a reir y empezó a burlarse de mí. Yo no
entendía pero él se reía y me decía “MUAAAAAAAAA”,
“MUAAAAAAAAAAA” como el mugido de una vaca,
“MMUUAA”. Yo no entendía y le pregunté, él aún riéndose me
dijo que ´´conmigo´´ en francés se escribía “avec moi” y no
“MMMMMUUUUUAAAAA” y seguía diciéndolo como mugido
de vaca, muerto de risa, pero entregué el papelito. Marianela se
empató conmigo y Falsone pasó una semana mugiendo como
vaca y riendo y riendo.
Ernesto
Por André Maillet
Cuando tenía entre 8 y 9 años, comencé a tener gran interés
por el fútbol... y que el Profesor Falsone me tomara en cuenta
entre tantos muchachos, era como un sueño. Un día durante
unas caimaneras de futbolito en la canchita del Colegio con
otros en presencia del Viejo, traté de sobresalir y correr lo
máximo para que se fijara en mi y me propusiera jugar en el
equipo del Colegio.
En efecto, al concluir la caimanera, él me llamó y me dijo que
lo acompañara hasta su cuartito (su oficina). Fui con él con
gran expectativa y cuando estuve dentro de su oficina, me dijo.
“Te he estado observando y creo que tienes un gran potencial
para jugar fútbol. Quiero que te integres al equipo y para darte
la bienvenida, dime cual es tu talla de zapato?” Evidentemente
no recuerdo hoy cuanto medía en esa época, pero al decírselo,
él abrió uno de sus estantes y me sacó dos pares de zapatos
usados, uno Frazzani Sport y otro Adidas; me comentó que
mejor eran los Adidas, pero que escogiera el que yo quería y
que él me los obsequiaba. Evidentemente escogí los Frazzani....
Esto no lo olvidaré nunca así como miles de otras anécdotas
que marcaron mi vida y la de muchos otros amigos para quienes
sin duda Falsone será para siempre como un segundo Padre.
André Maillet
PD: De esta generación gracias a Falsone nos consagramos como
jugadores profesionales de fútbol, Reinaldo Restifo, Chiqui Restifo,
Ernesto Bastardo, Jean-Paul Fitipaldi, Santiago Guerra, Mario
Bosco, Marcelo Bosco, Flavio Sandoval, André Maillet, entre otros
... mas otros que no llegaron porque no quisieron, pero que tenían
la calidad para llegar.
Por Javier Parada Castro
Decir algo nuevo sobre el profesor Falsone, seguro que es difícil,
ya que en este libro debe estar contemplada toda su magnifica
trayectoria como docente y como persona, pero al menos intentaré
rememorar algunos pasajes que pude compartir con esta gran
persona.
Lo conocí cuando entré al colegio Francia en segundo grado, yo
tenía 7 años y corria el año de 1977. Mi madre conoció al profesor
desde mucho antes, ya que cuando ella trabajaba en casas de
familia en el Contry Club, Falsone llegaba siempre corriendo
para darles masajes a los señores de la casa (según me cuenta mi
madre) pero nunca podia irse sin tomar el cafecito que le preparaba
mi mamá y los cinco minutos de amena charla que tenían...
Su pasión por el café también la pude vivir, ya que en muchas
ocasiones me pedía que buscara su café preferido en Vomero,
donde al ver el termo en mis manos, ya sabian para quien era y
como lo debian preparar...
Desde muy pequeño disfrutaba estando en el cuartito de Falsone,
ya que sus anécdotas siempre eran especiales, tanto que cuando
ya tuve 15 años y le tenía que dar un primer regalo a mi novia
(hoy mi esposa), se me ocurrió recopilar las frases de la semana
que siempre el profesor escribía con puntualidad religiosa.
En muchas de ellas tenía que preguntarle porque las había escrito
y como se le habían ocurrido, ya que realmente eran muy
especiales, y normalmente las escribía por algo que le hubiese
ocurrido en esta misma semana.
El profesor transmitía ese gran orgullo de representar al colegio
en las competiciones deportivas.
Yo llegué a participar en cosas que me sorprendían a mi mismo
como natación (apenas sabía nadar), lanzamiento de pelota de
beisbol, carreras de 100 metros planos (yo no corría rápido), basquet,
voleibol, etc.
Aunque lo que normalmente jugábamos era fútbol y futbolito.
Creo que por haber participado en estos eventos donde nunca
me había preparado es por lo que los recuerdo con tanta claridad,
ya que participábamos por petición expresa del profesor para que
se incentivaran todos los deportes en el colegio, o para cubrir
algún compañero que hubiese faltado por alguna razón y que no
quedara el colegio en falta.
Está demás comentar los viajes que hacíamos en los autobuses
para ir a los juegos de fútbol... Siempre de la mano del señor
Angel o con alguno de los conductores del colegio... Muchas
veces regresábamos con la satisfacción de la victoria y otras
veces con la cara triste por la derrota, pero siempre esperando
volver a jugar el siguiente partido y representar dignamente al
colegio.
Sé que la actividad del profesor y su forma de hacer las cosas en
ocasiones era demasiado severa, pero eso nos ayudaba a crecer y
madurar en todos los sentidos, y creo que si no hubiese compartido
tantos gratos momentos con Falsone, no me sentiría tan orgulloso
de mi paso por el Colegio Francia y todo lo que ello implicó.
Un gran saludo a todos... Y nunca se rindan en lo que añoran
Javier
Por Juan Andrés Rodríguez Vera
Para mi amigo el viejo Falsone
En la vida de todos existen catalizadores que desatan en nosotros
efectos y reacciones de dimensiones tales que nos templan el
alma y forjan nuestro espíritu.
Del viejo aprendí muchas cosas, paciencia, trabajo en equipo,
perseverancia y sobre todo a echarle un mundo para lograr mis
propios objetivos. Nunca dejaré de recordar palabras del viejo
cuando me decía que no era lo suficientemente bueno para ser
titular por lo que debía echarle el doble de bolas que los demás.
Esto causó un efecto inmediato en mi actitud ante la vida. Me
enseñó que trabajando duro y enfocado podía ser parte de un
pequeño grupo de selectos jugadores. Aprendí con él, el valor de
trabajar en equipo para superar mis propias debilidades y
exponenciar mis posibilidades. Aun hoy ese aprendizaje es parte
fundamental en mi vida personal y profesional.
A pocas personas he extrañado tanto en mi vida como a Falsone,
ojalá podamos algún día compartir pensamientos como los que
colocabas cada semana en la oficina del colegio. Nuestro refugio,
el bunker al que todos acudíamos y que nunca hemos olvidado.
El viejo fue para muchos más que un docente, fue una imagen
de paz, cariño, apoyo y listo para darnos una mano, el viejo
siempre estaba ahí para todos los que lo necesitaran, siempre
dispuesto a presionarnos para sacar lo mejor de nosotros y sin
duda uno de los mejores amigo que he tenido en mi vida, y una
de las personas que mas han impactado en mi alma
Juan Andrés
(Papuchi)
Por Jose Ignacio Barredo
Querido Viejo,
Han pasado ya unos cuantos años desde la última vez, todavía
me acuerdo, en Campo Claro, vivías enfrente de nuestra casa, y
a veces, cuando te veía, te saludaba por la ventana. Cuanto tiempo
y cuantas cosas han pasado querido Viejo. Pero estamos bien, y
de alguna manera siguiendo tus enseñanzas, aunque no nos damos
cuenta con la locura de la vida diaria, pero seguimos tus
enseñanzas y tus principios.
Que tiempos tan bonitos aquellos que tuve la suerte de compartir
contigo. Como olvidarse de aquellos sábados a las 7:45 de la
mañana en el Colegio Francia, esperando el autobús amarillo del
Sr. Ángel, para que nos llevara a nuestro campo de «Los Príncipes»:
el campo de tierra del Fray Luis de León. Ahora te lo puedo
confesar, ya que nadie me puede regañar por no estudiar o por
raspar tres, pero lo único en que pensaba toda la semana era en
el sábado. Arturito (Jaimes) y yo no hablábamos de otra cosa en
toda la semana, ni matemáticas, ni biología, ni nada de nada,
solo pensábamos en la tierra maravillosa del Fray Luis. Que
bonitos sábados Viejo, que bonitos eran. Camiseta roja y pantalón
azul, media blancas y los zapatos relucientes, pulidos y repulidos
mil veces durante la semana, para esa cita única, mágica,
irrepetible. El sábado por la mañana Viejo, me acuerdo que el
viernes por la noche yo ya dejaba el uniforme preparado, así al
levantarme me lo ponía automáticamente. Y recuerdo que muchas
veces yo llegaba de primero al Colegio, con el fresco de la mañana,
pero enseguida llegaba Arturito, y ya está, juntos empezábamos a
soñar que estábamos en el Hamburgo o qué se yo, y que teníamos
una final con la Juventus en el campo más bonito y lleno del
mundo: el campo de «Los Príncipes».
Pero tú sabes que no todo eran rosas para mí. Como bien
recordarás, cuando era chico, los dotes que me dio la madre
naturaleza eran mejores para el arte que para el deporte. Pero ahí
entras tú, esa es la clave de todo. Viejo, tú hiciste maravillas con
un chico inseguro, flaco y pequeño, totalmente inadecuado para
el fútbol, y que además, para su «desgracia», tenía que compartir
el campo con fenómenos de otra era como: Andrés Maillet, José
Rodal, El Gocho (¿te acuerdas del autogol en el hebraica? ja, ja,
ja), Reinaldo Fernández, Tierry, Rafa (Flaco, Vancampenhoud,
quería incluirte con ellos, pero tu tampoco es que eras un
Maradona) y muchos otros mucho mejores que yo en el campo.
Pero Viejo, tú hiciste el milagro, tú me dejaste soñar despierto, tú
me diste seguridad, me diste confianza en mi mismo, me enseñaste
que con fe se puede con todo y contra todo, tú me dejabas jugar
en «mi» campo de «Los Príncipes», y lo más importante, me dejabas
seguir soñando, soñando, soñando. Y al final, muy al final, yo ya
me sentía como uno más, sin ningún límite, sin miedo a nada ni
a nadie. Y entonces Viejo, te nos fuiste, bueno, te quisiste ir, pero
tú estás con nosotros, en cada una de nuestras acciones, en cada
uno de nuestros éxitos y en cada decisión que tomamos, por eso
no te fuiste, estás en nuestros corazones querido Viejo.
Gracias por siempre, querido Falsone,
José Ignacio (Tato, hoy Lucas)
Por Gustavo Rivera
Instructor es cualquier persona que nos pueda «instruir» o informar
sobre alguna materia, ya sea que él, la haya aplicado en su vida o
no. Profesor es aquel que «profesa» un camino. La palabra
«Profesor» esta vinculada también a la palabra «Profeta»: aquel
que nos avisa y previene de lo que nos puede pasar. Es como un
gran vidente que nos guía y preserva de las posibles dificultades
del futuro. El Profesor auténtico, es realmente un «guía». Ahora,
un maestro, no es algo que alguien pueda investirse sino más
bien, corresponde a un sentimiento de los alumnos. Son los
estudiantes quienes sienten o no, si la persona que les enseña es
su maestro y un ejemplo válido que pueda orientarlos. Jamás
puede él mismo autodenominarse como tal, ni tampoco denominar
en esa condición a otros. La maestría se consigue después de
muchos años de practicar la docencia, y desarrollar una gran
experiencia.
«Maestro es aquel que te enseña a que tú puedas, y que
aprendas a volar con tus propias alas habilitándote a
que sepas valerte por ti mismo»
Es cierto que como niños idealizamos a personas y, a veces,
olvidamos que son gente común y corriente. Pero puedo decir
con toda propiedad que el «El Viejo» no era común y corriente,
era mi Maestro. Maestro en sus dos acepciones: el que enseña
en la escuela primaria, secundaria o universitaria. Maestro, en el
sentido de quien llega al mayor grado de perfección en un arte,
profesión u oficio, así como un ejemplo de trabajo, dedicación,
generosidad, tolerancia, comprensión y cortesía para todos sus
alumnos y, en especial, para conmigo. Hombre íntegro desde el
punto de vista ético y humano. Era un auténtico señor, un caballero
que sabía llegar con una límpida conducta a las simpatías y afecto
de quienes lo trataban.
No por nada siempre recibió sinnúmero de afectos reales de
todas las generaciones que pasaron por sus manos.
Cuando Reinaldo y Eligio (Chiqui) Restifo, me pidieron escribir
unas palabras sobre «El Viejo», me pareció sumamente difícil
resumirlas en una hoja tamaño carta, sin embargo, en vez de
relatar anécdotas (infinitas) o alguna historia, las cuales muchos
de nosotros conocemos de memoria, me deje llevar por los
sentimientos que despiertan en mi el recuerdo maravilloso de
todo el tiempo vivido al lado del «EL Viejo» y de mis «hermanos»
generacionales (La Marsella), los cuales constituyen un crisol de
nacionalidades agrupadas alrededor del «Viejo»: El Francés, El
Portugués, El Pato, El Bosco, El Koyita, El Colombiano, El
Maracucho.
Lo positivo de este libro, es que quedará para nuestros hijos y
nietos un testimonio acerca de una parte muy importante y feliz
de nuestras vidas.
Gustavo
Por Juan Carlos Vancampenhoud
«Imposible apartar del corazón y del pensamiento a un gigante
como el viejo»
...aun recuerdo con mucho amor y cariño aquella tarde en el
colegio durante una practica de futbolito hace unos 26, 27 o 28
años atrás, cuando escuche esta famosa frase del viejo:
«JUAN CARLOS VANCAMPENHOUD ESTAS EXPULSADO
DEFINITIVAMENTE DEL COLEGIO FRANCIA!!!»
«El viejo siempre fue el mejor ejemplo a seguir. Adentro y afuera
de las canchas siempre tuvo las mejores palabras de aliento, los
mejores consejos y una sabiduría inigualable en todos los aspectos.
Donde quiera que se encuentre sabemos que estará siempre
promulgando un TORNEO DE LA AMISTAD»
VIEJO: Nunca te podremos olvidar!!!!!
Juan Carlos (J.C.)
Por Leopoldo E. Finol
Creo que uno podría estar horas hablando bien del viejo,
sobretodo aquellas personas que lo veían prácticamente durante
todo el día. Ese no era mi caso (únicamente lo fue el quinto año
de bachillerato), pero indudablemente fue una persona que me
marcó de por vida igual que todos los que de alguna manera u
otra tuvimos la suerte de estar cerca de él.
Creo que su mejor virtud fue promover la unidad entre el
grupo de compañeros del Francia, sin importar edad, sexo o
religión. Y eso se puede ver en las reuniones en las que
coincidimos en las cuáles parecemos que hubiésemos estudiado
todos al mismo tiempo cuando en realidad hay diferencias de
varios años entre unos y otros.
Tengo una anécdota: En algún momento estábamos en el
gimnasio practicando salto alto y Falsone pegó un grito al cielo:
«C’ est pas possible !» como es posible que no puedan saltar 1.20
mts ! Falsone se tocaba la cabeza cada vez que hablaba en voz
alta frustrado con nosotros. Y para dar el ejemplo de como un
niño bajo, gordito que no estaba en ninguna selección podía
pasar esa altura, me escogió a mí. Ooohhh ohhh... me dije. Y el
viejo siguió hablando: «Es más, estoy seguro que Leopoldo, puede
saltar 1.25 mts» .... yo por dentro me decía, porque no escogió a
Cabezón o a Aldrin, Pablo...etc bueno, allí estaba yo con la atención
de todo el grupo. El viejo me puso la mano en el hombro y me
dijo: « Tu puedes pasarlo»... y en voz alta dijo «tiene 3 intentos»
Tomé impulso corrí en forma de U hacia la vara y ni siquiera
intenté pasarlo, agarré la barra con la mano. En el segundo intento,
me llevé la barra con la espalda... todavía me está doliendo. Para
el tercer intento el viejo me vió fijamente a los ojos, asintió con
la cabeza y bueno sentí todo el apoyo del mundo. Corrí hacia la
vara nuevamente, con la idea de que daría el mayor impulso
hacia arriba, cada paso duraba 1 minuto y al llegar a la barra me
despegué como nunca lo había hecho, pase la cabeza, el tronco, el
rabo y las piernas echaron todo a perder porque no las pude
levantar y me la volví a llevar.» El viejo sólo me dijo está bien
Leopoldo, y se disculpó por mi sin antes decir que casi lo lograba.
Hizo que capturara la atención por unos minutos. Sentí que lo
había defraudado. Fue una lástima que no pude mostrarle que
llegaría a jugar de tú a tú contra jugadores de la talla de los
Maillet, Lorenzo, Ernesto, Mario, Reinaldo, el Gocho, los Santos
y muchos otros. Creo que eso lo hubiese alegrado muchísimo y
reafirmado que valió la pena haber confiado en mí.
El día de mi boda, al terminar la ceremonia el señor encargado
de tocar el piano (capilla del San Ignacio de Loyola), me preguntó
(al enterarse de que era del Francia) si conocía a Falsone. Yo le
dije que fue como un abuelo para mí y llamé a Cabeza y a
Reinaldo quienes estaban conmigo ese día. El señor nos comentó
que vino en el mismo barco que Ramón (como el lo llamaba) y
recuerda que en el otro barco habían montado a su hermano y
que ninguno de los dos sabían a donde los llevaban. Nos dijo que
la escena fue muy triste y dolorosa. Al final se encontraron
luego de un tiempo que desconozco. Este señor cuyo nombre no
recuerdo, nos reafirmó la calidad humana del viejo. Y todo esto
pasó en mi boda como para darle un broche de oro a la ceremonia.
Leopoldo (alias Koyita - El Pollo)
leopoldo_finol@hotmail.com
miércoles, 23 de abril de 2008
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